lunes, 15 de octubre de 2007

Clásica, Inglés y socialité

Caminábamos una vez un amigo (el entrañable Sr. Míster Calabacín) y yo por la universidad a la que asistíamos (el tec).
De pronto él saluda a una muchacha y cuando ella se va el Sr. Míster me dice: deberías de meterte al inglés conmigo para que conozcas morras, ni amigas tienes; bueno, le dije yo.
Al siguiente día mi amá ve que me ando emperifollando (se suplica que no lo asocien con follar, les aseguro que muy poco tiene qué ver) y mi madre santa enmascarada de plata me dice: y éso, tú? porqué te andas alicusando? Ah, amá -le digo- es que me metí a un curso de inglés para conocer muchachas; áyasele, loco! mucha suerte, y, mijo, por favor, compórtate; sí amá, gracias.
Ya en la salida mi amá me regresa y me echa perfumito.
Pasan algunas horas y empieza la clase de inglés. Como ya era la 4ta o 5ta clase se me pide que me presente. Una vez cumplido el protocolo empieza una conversación en inglés en torno al tópico, elegido por la maestra, de "técnicas empleadas para conciliar el sueño y derrotar al malvado insomnio que hace que salgan las indeseables ojeras".
Cuando una morra argumentaba que poner una hoja de lechuga debajo de la cama garantizaba plácidas horas de sueño yo estaba ya considerando seriamente salirme del salón y dejarlos con sus historias de jardín de niños, pero entonces recordé a mi sabia madre y me contuve, incluso, de objetar.
Entonces alguien dijo: yo con lo que segurito me duermo es escuchando música clásica. Yo me río, bajito, y busco con mis ojos a algunos cómplices de risa... y nada. Bueno, queda la maestra... y nada, resulta que le da la razón y lo apoya agregando sí, ésa es muy buena técnica.
Algunos dos comentarios más hacen que me empieza a brincar la venita de la frenta sobre la ceja derecha y entonces digo: Yo creo que la música clásica es emocionante; y algunos, ay nooo, es bien aburrida; entonces me levanto y digo -ya en español y notablemente alterado- nooooo, cómo pueden dormirse con pam pararabara bara bam parabara barar bam justo en el 3er compás pensé: Mar, ya la cagaste, y sin dejar de cantar y marcar el tiempo con la mano derecha tomo mi mochila, me la cuelgo y me salgo del salón... cantando.

Ya en la casa mi madre, emocionada, pregunta: cómo te fue? Bien, amá, bien, qué hiciste de comer?

2 comentarios:

Ya no soy yo. dijo...

suena como a que la comida de su amá, es la cura de todo mal...

El Pirata Cojo dijo...

Una manifestación más de una mutación exprés Mar-Garnacher-Mar.