miércoles, 12 de noviembre de 2008

Es difícil.

Porque el amor, es una cadena de coincidencias imposibles. Porque la libertad duele y cuesta mucho. Porque somos ciegos buscando la luz. Porque el tiempo jamás está de nuestra parte: la persona correcta, llega en el momento equivocado; la oportunidad perfecta, llega cuando no quieres tomarla.
Porque se necesita romper la esfera de la seguridad para saltar a un vacío. Porque aprendimos que duele. Porque la primera vez, jamás es la definitiva. Porque somos un eterno comienzo que se arrastra a sí mismo.
Duele por que amar es ser y dejar de ser; y después de muchos años y corazones rotos, lo que menos queremos es volver a perdernos.

Para amar en pareja, se necesitan dos: a veces uno está disponible, y el otro no está dispuesto; estamos dispuestos pero perdidos, ocupados, abrumados.

La verdad que el amor es para el tonto, o para el valiente, para el sincero... para los que no saben tener miedo, o saben amarrarlo y disfrazarlo de coraje. El amor es una aventura y no todos los corazones se sincronizan para dar el salto.

Por eso no basta una caricia, no basta una mirada, no bastan esas horas de complicidad y charla, ni la compatibilidad: todo es cuestión de un segundo de suerte, un silencio perfecto, una sincronía incomprensible que va más allá de nosotros.

Creo que el amor es magia, y no todos podemos jugar con ella: por eso jugamos a enamorarnos; creemos que nos entrenamos, pero todo es cuestión de suerte. Al menos hoy, es lo que parece.


Dedicado con amor a todos los que estos días han intentado jugar, han recordado sus juegos, y han apostado a jugar de nuevo.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Soltería incurable

Hace unos días leí en el facebook que los bebés se comían a las mamás; nada más cierto ni triste: en cuanto tu mejor amiga se vuelve madre, se transforma en algo incomprensible o desaparece. Lo mismo pasa con el mejor amigo que se consigue una novia que absorbe todo su pensamiento, o con la amiga que se obsesiona con sus ligues y sólo recurre a ti en periodos asexuados...

Hoy me toca hablar de algo harto doloroso: la brecha entre los solitarios y los que bien o mal, tienen "por quien vivir", con quien compartir la vida, o ya de perdida, quien les cobije la soledad. Es un tema difícil, le suplico a todo lector, que no se lo tome personal.

¿Qué es lo que separa al "mundo feliz", de aquella pálida existencia de los solitarios? Vamos por etapas: de los 15 a los 21, decir que uno es soltero es prácticamente un pleonasmo; pero entre los 17 y los 20 años, tus amigos "menos vivos" comienzan a formar desafortunadas familias accidentales; entre los 20 y los "veintitantos" comienzan a casarse por ganas... total que, para los 26 ya tienes algunos tantos amigos casados, preñados, con hijos o que viven felizmente en pareja; pero... ¿qué pasa cuando eres de los que están solos? peor aún, de los que están infelizmente solos (porque son cosas muy distintas).

Lo primero que me viene a la cabeza es que después de darse cuenta de la propia -e incómoda- soledad, una comienza a preguntarse el por qué: ¿será que una se lo ganó y es un castigo de dios (o una patada del karma) por haber sido mala con ese chico a los 15 años? O quizá porque eres una idiota que dejó partir al amor de su vida, pensando que "a la vuelta de la esquina siempre habría algo mejor".

Después vienen los horrores de la edad a agravarlo todo: que tu piel comienza a secarse con nada, ya no es tan suave, se va viendo guanga y mantener el tono muscular, requiere un esfuerzo extra que te agota cada vez más... el abdomen cada vez asemeja más una panza y etcéteras; te das cuenta de que la abuela te mintió y tus hormonas jamás llegaron a la estabilidad, aún tienes esos malditos brotes de adolescente cuando te viene la regla; el cabello comienza a ser una preocupación, no deja de caerse y también se sec...todo en ti se seca. Las crisis de tu apariencia llega a un grado tal, en el que te deprimes de muerte si pasas por una obra en construcción y los albañiles no te gritan obscenidades: te consuela que un camionero te grite "reinita" cuando cruzas la calle, o que un taxista libidinoso, te haga una seña de "súbete". Resumen: te das cuenta de que la juventud no es eterna y antes de que puedas disfrutarla, tu decadencia ya va en avanzada. Pa colmo de males, estás sola. Mariquita es menos guapa que tú, pero lleva 1 año casada con el que por años fue su novio feo -y naco-, están muy enamorados y él la quiere aunque no tenga nalgas; a la muy dejada no le importa su cabello mal teñido y eso te revienta, porque a ti nadie te da un besito por la mañana. Cuando Mariquita te llama para ir de compras, le haces berrinche y dices que no vas a ir a ayudarle a elegir cosas para la cocina; que prefieres ir a ver lencería. Claro, te siguen dando celos.

Si eres hombre (me había olvidado de los hombres), las jovencitas, comienzan a decirte señor o si te miran atentamente, es para después reírse de que "eres un ruco verde". Te das cuenta también, de que el pendejo que preñó a Mariana hace 5 años, y en palabras tuyas "echó a perder su vida", ahora es 15 veces más estable que tú y tiene un hijito que lo ama, lo necesita y hasta lo admira... y que aunque la Mariana ya no está tan guapa, lo quiere chingos y lo espera todos los días en casa. A ti sólo te esperan tus peces, tu tortuga, el gato que quiere comida o las cucarachas de tu "indigna vivienda".

Hombre o mujer, comienza a dolerte que el sueño hippie se te vaya a la mierda; que andar de "picaflor" haya dejado de ser divertido hace no sé cuantos ligues, pero sigues repitiendo por mera compulsión u olvido de cómo hacer las cosas de diferente manera; también porque has perdido la fe en ti para relacionarte con los demás de una manera afectiva y sana. Pero, en las reuniones sociales, la cara es otra: no vas a hablar de lo miserable que te sientes al ver tu celular lleno de mensajitos de gente a la que habrás olvidado en dos meses -y de la que ni vale la pena hablar a las dos semanas-, al contrario, las presumes, hablas de que no has perdido el toque y de que tu soltería es lo mejor que podría pasarte. "No ha nacido el hombre que pueda conmigo", "ninguna mujer puede amarrarme". En público no necesitas pareja, no señor; y eso de tener hijos antes de los 50 es para "mediocres que no buscan ofrecer lo mejor a su descendencia". Huevos qué, yo sé tu secreto: cuando te pones pedo solo (a) o con algún desconocido, lloras porque tu vida no es lo que te platicaron que sería, aunque te resistieras.

Recuperando el punto: estan los emparejados y los solteros (que ya pintan pa' solterones). Entre estos hay diferentes categorías los padres/madres solteros -un limbo, no sabes en qué categoría ponerlos, pero aquí, soltero será el que no tiene compromiso alguno ni gato que lo arañe-, los noviecitos eternos, los que ya se casaron, los que ya tienen familia y los -escasos- como tú, que llegan solitos a las fiestas o van con "una amiga" (o un amigo) siempre diferente.
Después de haberme aventado 4 párrafos sobre soledad y crisis de edad, ahora hablaré de incompatibilidad, según yo, aquí se intensifica el dolor: de repente, la gente que te ha acompañado por años ya no está dentro de la misma esfera que tú; poco a poco las pedas con tus amigos de la U, se vuelven reuniones de parejas; tu mejor amiga, ya no puede quedarse chateando hasta tarde, porque tiene que llevar al chamaco a la escuela, y tu mejor amigo ya no te cuenta historias divertidísimas sobre sus ligues de fin de semana, es más: ya ni salen porque hace meses que vive con su novia, quien no se cansa de insinuarle que eres una mala influencia. Te conviertes en el recuerdo ambulante y pseudoviviente de "los viejos tiempos".

Además de no tener pareja, de repente ya no tienes "compas", y curiosamente, tus nuevos amigos son cada vez más jovenes... y si sigo escribiendo: me suicido.