lunes, 24 de septiembre de 2007

I looked at you, you looked at me

Una vez sucedió que trabajaba en una pizzería, y salía en la noche. A esa hora, tenía que correr para alcanzar el último tren, en la estación de Juárez, donde el tren se detiene varios minutos a esperar a todos los posibles pasajeros rezagados.

Ese día salí suficientemente temprano, como para tener que esperar la llegada del tren, y esperar un poco más mientras éste esperaba (cuántas esperas, chingao!) el tiempo reglamentario, alrededor de 10 minutos. Tuve suerte de encontrar un asiento vacío, pegado a una ventana, y fui lo suficiente gandalla como para nisiquiera pensar en si había alguna viejecilla desvalida y cedérselo. Al poco tiempo de hacerme wey en lo que partíamos, llegó el tren que iba al lado contrario, y obviamente se detuvo a un lado del que yo abordaba. En la ventana que quedó justo frente a la mía, se asomaba la cara de una muchacha. Estaba guapa, era blanca, de pelo negro y lacio, medio darkie, pero linda. Y sobre todo, su mirada me llamó mucha la atención y cautivó. La volteaba a ver por momentos con discreción, hasta que descubrí que ella también me veía. Me asusté poquito, y fingí indiferencia, volteando hacia otro lado. Luego puse cara de macizo, y volteé para ver si ella seguía viéndome. Ahora ella volteó a otro lado cuando se cruzaron los ojos. Cambié nuevamente mi expresión, y desvié la mirada. Ahora volteo, con cara de perdido, y la fijo hasta que ella me muestra sus ojos una vez más. Seguimos con el juego, supuestamente inintencionado, de cambiar las expresiones y encontrarnos con la mirada.

Mi tren partió, y nos seguimos viendo hasta que fue imposible.
Nunca más nos volvimos a ver.

Pinche distancia.

3 comentarios:

Ya no soy yo. dijo...

Lo vi, me vio. Nos descubrimos mirándonos y se nos dibujó una sonrisa en el rostro, como de quien encuentra una piedrita roja en el río...

Me levanté de la mesa, caminé a algún sitio,nomás pa llamar la atención, quizá hacia el teléfono y su mirada me siguió y yo, adolescente y vanidosa caminé derechita sintiendo esa mirada detrás de mí... Toda orgullosa de que el que me gustó estaba por perseguirme y pavoneada de que era un tipo que casi me triplicaba la edad... El espejo me ayudó a ver que estuvo a punto de levantarse, pero mi familia y su edad pesaron en menos de un segundo.

Pinche tiempo. El desayunó solito... yo platicaba con mi abuelo y pensaba: ¿por qué no tengo más edad?

Ya no soy yo. dijo...

entre bocado y bocado, se nos escapaban los ojos...

Sí volví a verlo, cerca del mismo restaurante, nos reconocimos, pero esa vez el notó mi edad y se sonrojó... mejor ya ni contar el resto.

Garnacher dijo...

Jorge: Es la canción de James Blunt?
Tánux: Mmm... jaja, chingado, aquí es donde cito la canción de los tigres que no recuerdo cómo va pero que trata de éso... esperen! creo que dice: agua salda probé!!!